Batalla de Saforia.

Batalla de Saforia.

sábado, 28 de enero de 2012

ORACIÓN.

¡Despierto, y aún estoy contigo, oh Dios misericordioso y amante, mi Roca, mi Fortaleza y mi Libertador, mi Escudo y el Cuerno de mi Salvación, y mi Torre Fuerte! Levanto mi voz en esta hora temprana al trono de tu gracia, y te doy gracias porque durante la noche que ha pasado has preservado mi cuerpo y mi alma de todo daño. Bendito sea el Señor todos los días, y bendito sea su nombre para siempre. Dios mío, tu preservas mi vida día con día, para que pueda prepararme para la eternidad y entregar mi alma a ti como tu posesión y morada. Tú me has creado para la vida eterna. No quieres que perezca, sino que me arrepienta y viva. Concede que yo me ocupe este día con mi propia salvación con temor y temblor. Ahora es la mitad de la semana. Tres días han pasado sin que haya pasado alguna desgracia. Si te agrada, permite que también pase los otros tres días bajo tu protección y gracia. Cuando ando en medio de los problemas, refréscame. Cuando mis enemigos me rodean, llega tú para rescatarme y auxiliarme. Oh Jesús, mi Mediador, haz mi corazón tu morada, para que me apresure para ir a ti en todo acontecimiento, tribulación, sufrimiento y en la hora de la muerte, y obtenga ayuda de ti. Si Dios es por mí, ¿quién contra? Oh querido Salvador, permite que siga en tus santas pisadas hoy; permite que ande como tú anduviste. Entonces escaparé con facilidad las tentaciones del mundo y los engaños de mi propio corazón.

Está a mi lado mientras sigo en mi vocación. Digo con plena seguridad, "Señor, no te dejaré hasta que me bendigas." Bendíceme si estoy dormido o despierto; bendice cada paso; bendíceme en todas las cosas; y permite que tu bendición descanse sobre mí. Bendíceme, y no quites de mí tu bendición. Mientras estoy en las tareas de mi vocación, permite que mi corazón diligentemente se torne a ti. Cuando mi corazón se inclina a enredarse, y a buscar su gozo en los deseos del mundo y los pecados del mundo, dame la fuerza para arrancarlo de estas cosas y a hundirlo en tu amor, oh mi Padre, en tus heridas, oh mi Jesús, para que no se extravíe de la comunión contigo, sino todavía se encuentre allí cuando haya llegado la tarde. Si me espera un conflicto hoy, ayúdame a vencerlo. Si se sugiere un pensamiento pecaminoso en mi corazón, o una palabra mala sube a mis labios, fortaléceme para que lo suprima con la ayuda de tu Espíritu. Permite que sea encomendado a ti mi familia, y todos los que están enfermos y afligidos; haz la luz de tu gracia subir y brillar en medio de su sufrimiento.

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